lunes, 26 de junio de 2017

Artículo final

ARTÍCULO FINAL

Esta última entrada consiste exponer y elaborar, mediante la reflexión personal, los aprendizajes adquiridos en la asignatura de Literatura infantil.

Este portafolio ha sido nuestra plataforma de aprendizaje y trabajar en él ha sido un reto. Me he sentido muy motivada y con la sensación de que “iba solo” en algunos momentos. Sin embargo, también me he encontrado con dificultades de tiempo, de organización para hacer un aprendizaje más cooperativo y he tenido que poner esfuerzo y ganas para sacarlo adelante.

En mi opinión, esto es lo que pasa como educadores cuando salimos al mundo y nos ponemos a trabajar: nos damos cuenta de nuestros puntos fuertes, los aprovechamos, encontramos dificultades, pero seguimos adelante, y es en la búsqueda para superar los obstáculos cuando aprendemos. Por eso, mi opinión es que esta forma de trabajar es muy valiosa y me ha enseñado cosas, no sólo sobre literatura infantil sino también sobre mí como educadora.

Empezamos esta asignatura acercándonos a la literatura infantil. La primera clave podríamos enunciarla así: “cualquier cuento infantil no es literatura infantil”. Es necesario seleccionar cuidadosamente los libros para transmitir ya a los prelectores el placer y la belleza de la literatura. En este primer bloque aprendimos cómo realizar un análisis para identificar los libros adecuados para las distintas etapas del segundo ciclo de educación infantil. Uno de los pilares de esta asignatura es que la literatura debe servir a los niños para disfrutar; debe ser como estar ante una obra de arte, que nos transporta y nos hace imaginar. El error que encontramos muchas veces al iniciar a los más pequeños en la lectura es darles todo hecho, presentándoles historias de utilidad didáctica o moralizadora. Sin búsqueda, sin emoción, sin sorpresas, sin diálogo con los niños… ¡Cómo vamos a fomentar el gusto por la lectura así! 

Este pilar es el que nos va a servir para diferenciar los textos literarios, de aquellos que son paraliterarios o didácticos. Un texto literario tiene unas características muy determinadas, siendo las dos más marcadas la intención estética y poder encuadrarse dentro de la ficción. Un texto será paraliterarios si se parece a un texto literario, pero falla en alguna de las características para clasificarlo como tal.

Además, investigamos y aprendimos sobre los textos de autor, adquiriendo criterio y experiencia para poder realizar una selección de cuentos. Los cuentos deben adaptarse al momento evolutivo de los niños: Los niños de tres años necesitan cuentos con personajes cercanos y situaciones cotidianas conocidas; los niños de cuatro años disfrutan con los cuentos de fantasía y aquellos en los que aparecen animales; y los niños de cinco años van a disfrutar ya con una narrativa más completa en la que los personajes evolucionan y el lenguaje es más rico, por ejemplo, los cuentos de aventuras. Estos son sólo algunos ejemplos de las diferencias entre unas etapas y otras.

Después de trabajar con la literatura infantil más reciente, miramos hacia atrás para encontrarnos con los cuentos de siempre: la literatura folclórica. 

Los textos folclóricos son literatura de “grupo” o de “familia” que, a través del juego, han permitido la transmisión de aprendizajes y de la cultura de diferentes pueblos. Por lo tanto, la frase que elegimos para presentar este segundo bloque es: “Los maestros tienen la responsabilidad de transmitir aquello que ha probado ser valioso a lo largo de la historia”. 

El folclore forma parte de la tradición oral, y ha conseguido perdurar gracias a los grandes recopiladores, que escribieron las versiones que conocemos (Perrault, los hermanos Grimm, Andersen). Por su origen, son cuentos ideales para ser narrados y jugados, tanto si se trata de cuentos en prosa y en verso, como rimas y cancioncillas, representaciones o adivinanzas. 

Los cuentos folclóricos tienen muchas formas, escenarios, muchos personajes y situaciones diferentes, por lo que nos va a servir para mostrar a los niños todo un mundo de posibilidades que estimulen su imaginación. Además, como ya hemos dicho son cuentos para ser contados y jugados, y por lo tanto una invitación perfecta para que los niños disfruten y se apasionen con la literatura. 

Sin embargo, debemos estar atentos al hecho de que sean cuentos tan antiguos, ya que pueden estar tan alejados del mundo que el niño conoce que se hagan incomprensibles para ellos. En estos relatos encontramos en numerosas ocasiones que los roles o el mensaje están desfasados. Por esta razón, hemos aprendido a seleccionar y adaptar textos folclóricos para el aula de infantil. Algunas de las correcciones más habituales tienen que ver con actualizar el lenguaje y eliminar las moralejas al final, ya que quitan la posibilidad a los niños de extraer por sí mismos el mensaje del cuento. Las correcciones más delicadas son aquellas que implican acortar el texto, por ejemplo, ya que debemos distinguir muy bien los momentos fundamentales de la historia para no romper el hilo argumental. También son cambios de más dificultad aquellos que implican cambios en los roles, por ejemplo, si quiero hacer que el protagonista o uno de los personajes poderosos sea mujer.

La maleta teórica que hemos recopilado hasta ahora, resulta fundamental para llegar a la parte más práctica de la asignatura. Al llegar al tercer bloque, asistimos a un taller cooperativo de comunicación literaria. Este taller consistió en practicar en grupo diferentes estrategias para leer (o contar) un cuento que habíamos seleccionado, teniendo en cuenta la etapa a la que estaba dirigido e incluyendo propuestas de aula que haríamos a partir de ese cuento. 

La frase que resumiría este bloque sería “Un maestro necesita encontrar la manera de ser un gran narrador”. Esta frase implica que es la búsqueda (la práctica, el aprendizaje, la curiosidad, la implicación) constante la que nos va a llevar a ser buenos narradores de historias, pero también que no hay una sola fórmula para ser un buen narrador.

El taller ha sido un momento importante de la asignatura. En primer lugar, porque hemos podido trabajar en grupos, haciendo un trabajo cooperativo real. En algunos momentos, hacíamos de niños escuchando cuentos con ilusión; y después podíamos mirarlo con ojos de maestros, entrenando para realizar una devolución respetuosa, ajustada y útil para cada compañero. 

Además, hemos podido poner en acción lo que habíamos aprendido. Este ejercicio es fundamental, y más si hablamos de convertirnos en buenos narradores. El secreto para conectar con los niños y captar su atención, tiene menos que ver con las ideas, conocimientos y pensamiento de lo que muchas veces creemos. La “magia”, ese “no sé qué” que atrapa, suele tener mucho que ver con lo que transmitimos con la mirada y el cuerpo, y también con nuestra emoción. 

El siguiente paso en el aprendizaje consistió, no sólo en saber analizar, seleccionar y narrar cuentos, sino también en crearlos nosotros mismos. Las técnicas para escribir textos infantiles resultan muy útiles en la práctica educativa: podemos escribir textos adaptados a los temas que necesitemos trabajar con el grupo y también hacer talleres con los niños en los que sean ellos los propios escritores de los cuentos.

La frase que enunciaría esta parte de la asignatura sería “A cada niño, sus cuentos”, y nos sirve para hacer referencia a la forma de pensar que hemos practicado en este bloque: “¿Qué cuento necesita este niño en concreto, con su personalidad, sus intereses y sus conflictos? ¿Qué cuento va a entusiasmarle? Para tener éxito, necesitamos ponernos a pensar y sentir como los niños, utilizar un lenguaje adaptado, y buscar giros que les sorprendan o les hagan reír.

La creación infantil tiene que ser cercana a los niños. El punto de partida para nuestras creaciones literarias debe ser pensar a quién las estamos dirigiendo: ¿Qué temas son importantes en este grupo? ¿Qué preocupaciones o conflictos están flotando en el aula? Lo más interesante es crear textos sobre los que luego hablar con los niños.

Llegamos al final de la asignatura con un trabajo en el que caben todos los aprendizajes que hemos ido adquiriendo: el diseño de una biblioteca de aula. La frase para titular esta última parte sería: “¿Uno de mis sitios favoritos? ¡El rincón de lectura de la clase de educación infantil!”. 

En este bloque hemos realizado una invitación a los niños para ser ávidos lectores en el futuro creando un espacio que refleje la magia de la literatura, como si los libros hubieran impregnado el lugar de sensaciones, color y alegría ¡Qué emocionante! 

Los buenos lectores sabemos que el encuentro con un libro es un momento emocionante, pero también íntimo; de conocer nuevos mundos y personajes, y también de conocernos más a nosotros mismos. En el rincón de lectura, necesitamos un espacio en el que se pueda dar esta experiencia llena de emoción y contrastes.
BIBLIOGRAFÍA
-          Guía académica de la asignatura “Literatura infantil” (La Salle)
-          Apuntes Pedagogía UCM de la asignatura “Psicología del desarrollo”
-          Piaget, J. Inhelder, B. (1969), Psicología del niño. Madrid: Ediciones Morata.
-          Bolwy, J. (1969), El vínculo afectivo. Buenos Aires: Paidós.
Cuadros de orientación al tema:
-          Centro de Orientación de Lectura Mec (Años 90) Características de los cuentos según la edad y etapa del desarrollo
-          Cubells, F. Evolución de los intereses del niño en relación con la literatura
-          Asociación  Nacional de Editores. Libros Infantiles y Edición












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